Uno de los encargos que reciben en la actualidad las empresas de seguridad es la investigación del origen de la pérdida desconocida, debido a las consecuencias económicas que puede ocasionar.
La pérdida desconocida es la diferencia entre el stock teórico y el real de una compañía, es decir, los beneficios esperados pero que no se llegan a materializar porque desaparece una parte de ellos.
La pérdida desconocida puede tener tres orígenes: el hurto externo, el interno y los errores de gestión. Mientras que el último no es intencionado, los dos primeros sí, por lo que es importante que se controlen a través de medidas de seguridad.
La pérdida desconocida supone un elevado coste económico para la empresa afectada, que verá disminuidos sus beneficios.
Este problema también causa desajustes de inventario y de disponibilidad de artículos, con la mala imagen que esto significa ante los clientes y la posible pérdida de ventas.
Las empresas de seguridad son las que tienen en sus manos solucionar el problema de la pérdida desconocida de sus clientes, sea cual sea su origen. Al fin y al cabo, serán ellas las encargadas de proteger los productos, con una consecuente mejora en la eficiencia de la empresa, gracias a sus servicios.
La gestión correcta de la pérdida desconocida de una empresa debe incluir ciertas medidas de seguridad, como sistemas de protección electrónica de artículos, el uso de diferentes tipos de etiquetas, un software para optimizar las funciones básicas del comercio minorista y el empleo de soluciones tecnológicas y logísticas que garanticen la completa visibilidad de cualquiera de una serie de artículos, desde su lugar de fabricación hasta el punto de venta, ya sea mediante chips o cámaras de seguridad.
Solo con una distribución organizada de medidas de este tipo, una empresa de seguridad puede garantizar que la pérdida desconocida de los stocks de cualquier compañía sea mínima o, incluso, que llegue a eliminarse, con la repercusión positiva que ello supondrá en sus beneficios finales.
Foto: Ddominguez