La celebración el pasado 21 de mayo del primer Día de la Seguridad Privada supuso, no sólo una jornada festiva para el sector, sino también un momento para recordar la importancia de la existencia de estas empresas como colaboradoras indiscutibles e imprescindibles de los diferentes Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
La elección de este día no es casual ya que, según diversos archivos oficiales, parece que fue en esta misma fecha hace casi 500 años, cuando el rey Carlos I promulgó la primera normativa de seguridad privada en España. Desde entonces su evolución ha sido notable y, actualmente, se trata de un sector que emplea a unas 90.000 personas y llega a facturar unos 3.600 millones de euros –según las últimas cifras oficiales disponibles-.
De ahí que, durante el discurso que pronunció el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, con motivo de la apertura de la Comisión Nacional de Seguridad Privada, éste hiciera especial hincapié en “el especial trabajo que realizan las empresas de este ámbito y sus empleados” que colaboran para garantizar un “alto grado de seguridad”.
De la misma forma, se destacó la importancia tanto de “difundir” el valor social de los profesionales del sector, como de “sensibilizar a la sociedad” para que analice y valore con ecuanimidad su contribución a mejorar la seguridad ciudadana, al ejercer como complemento y apoyo de los profesionales de la seguridad pública.
Por otra parte, se mencionó el anteproyecto de la nueva Ley de Seguridad Privada como una de las reformas más importantes que se tiene previsto realizar. El objetivo de esta ley, tal y como especificó en su momento el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, es adaptar el texto normativo al entorno actual de trabajo del sector –que no se recoge en la normativa de 1992- y dotarle de “un marco jurídico flexible que permita dinamizar una actividad económica necesaria en nuestra sociedad”.
Foto: Seguridade A1