Los servicios de protección personal conforman una vertiente altamente especializada dentro del ámbito de la seguridad. Por eso, sólo las empresas realmente cualificadas ofrecen servicios de protección personal y escolta.
Aunque habitualmente pensamos en ellos como los guardaespaldas que custodian a políticos y otras personalidades, lo cierto es que los servicios de protección personal no sólo comprenden esta vertiente, sino que incluye acciones de búsqueda y rescate, transporte personal y de provisiones, seguridad residencial, revisión de vehículos, prevención de secuestros, estudios de riesgo, comunicación táctica y todos los elementos necesarios para desarrollar una cobertura global.
Esto se consigue realizando un estudio preliminar que comprende la documentación con toda la información del cliente, que posteriormente se contrasta con un análisis del nivel y tipo de riesgo. A partir de estos datos, un equipo de profesionales de la seguridad diseña una estrategia de prevención que incluye, como parte básica, la preparación del cliente para improvisar y reaccionar antes situaciones no previstas.
Obviamente, la planificación y desarrollo de toda esta infraestructura de protección personal requiere del protagonismo de un equipo de profesionales debidamente cualificados. Entre ellos, destaca el escolta, un especialista formado en protección de personas, autoprotección, inteligencia electrónica, protocolo, detección de explosivos e incluso conducción en situaciones de riesgo. Un escolta debe pertenecer a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o a una empresa de seguridad, que debe pasar por un examen de capacitación, que incuye el permiso para portar armas.