Estamos habituados a la participación del perro en diversas actuaciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente en tareas de rescate y operativos anti droga, pero los perros adiestrados también son parte esencial de determinados sistemas de seguridad privada, especialmente cuando se trata de la vigilancia de instalaciones que por sus características precisan de ellos. Habitualmente, se trata de grandes edificios en construcción y lugares donde se guardan herramientas o maquinarias o de valor.
Trabajos de control de fincas, obras o inmuebles, rastreo y detección de personas, objetos o peligros, se benefician de los valores que aportan las unidades caninas, que también son un elemento de apoyo en cualquier tarea de vigilancia en situaciones de excepción. El perro complementa y suma valores a la labor de seguridad realizada por los vigilantes, aplicando las grandes cualidades sensoriales y coercitivas del mejor amigo del hombre en la protección de personas y objetos.
Los perros de seguridad son adiestrados desde cachorros para detectar y responder en situaciones de riesgo y son uno de los servicios más especializados que puede ofrecer una empresa de seguridad privada, ya que no sólo el animal recibe un completo entrenamiento, sino que también el vigilante responsable es instruido profundamente para el perfecto manejo de la situación y para una comunicación óptima y aprovechamiento de todas las cualidades del can.
En esta labor, las empresas de seguridad trabajan conjuntamente con los mejores centros de adiestramiento canino con el objetivo de lograr el mejor equipo, capaz de responder acertadamente y con rapidez a las necesidades concretas del momento y la situación.
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